Con mi familia llevamos un luto por un año, aunque yo sólo lo hice por diez meses. Fue un día cuando me sentía enfermo por lo que partí al hospital, sentí que llevar una polera negra, con un sol de primeros días de diciembre, no era lo más ideal. Fue cuando necesité liberarme de ese caparazón negro que llevaba. Fue cuando decidí llevar una polera azul y terminar el luto de una vez y dejar descansar a papá en paz. Aunque fui el único de la familia que lo hizo. El resto del clan, llevó un negro meticuloso durante el primer año de muerte de mi padre. Nunca supe si fue por algo protocolar, católico, o por alguna cosa específica, pero por algo fue… quizás tradición.
A mis sobrinas les dijeron que el tata estaba en el "cielo", pero por mala suerte nadie me puede asegurar de forma fehaciente que ese lugar realmente existe. Me cuesta creer que por libros escritos hace miles de años, que dicen que el "cielo" es el lugar donde van las buenas personas y que es verde y lindo y que bla, bla, bla... yo prefiero pensar que papá esta en alguna playa desierta, con su caña de pescar y sus accesorios de pesca, tratando de tener la suerte de atrapar un gran pescado y cuando eso suceda él volverá. Por lo que mi plato con ensalada esperan ese día de la gran cena familiar con un pescado atrapado por papá.
Pero aunque suene infantil eso de esperar a papá, es lo más maduro, en comparación a mi familia. No quiero que suene que soy una persona fría, pero ellos aún no lo superan. Me es normal ver a mamá o a cualquiera de mis hermanos, llorando por la casa, a pesar del tiempo transcurrido. Para ellos todo sería un poquito más cool si él estuviera entre nosotros, pero no lo es. Es que simplemente no lo pueden aceptar y, a veces, ir al cementerio en familia, es como volver a revivir el funeral: los llantos comienzan de nuevo y es difícil pararlos.
¡”Paren de sufrir”¡, les grito en sus caras. Ellos no me escuchan. No entienden por qué no voy a la iglesia cada cinco de mes. Tampoco entienden que me cargan los “homenajes” que a veces se le hacen a papá, ni por qué no voy más seguido a verlo al cementerio cuando estoy en casa.
Querida y sagrada Familia: saben que los amo, pero a papá yo lo recuerdo acá, bien adentro de mí, siento que está conmigo y me protege, es más, ahora puede escuchar su voz en mi oreja, me está diciendo cada palabra que estoy escribiendo.
Pd1: Hágale caso a la publicidad de la multitienda verde, protagonizada por conductor de realitys, ¡disfruten a sus viejos!